Detrás de todo demonio hay un ángel, un ángel que se revela al "deber ser"; desde esta perspectiva Michael Jackson es para algunos uno de los ángeles o de los demonios. Su muerte ha sido la noticia más comentada en toda la historia de la prensa mundial, ya sea escrita, oral o visual.
La imagen de Michael Jackson publicada en la portada de `El País Semanal' de España, bajo el titular "El ángel caído", nos muestra una de esas lecturas; nos lo representa como uno de las iconografías por excelencia de la población gay: el mártir San Sebastián. Imagen controversial eso sí, pero al fin y al cabo relacionada con esa realidad irreal que envolvió la vida de este famoso cantante.
Durante mucho tiempo Michael Jackson fue interpretado como un vulnerador sexual de niños, pero a última hora los medios que tanto lo vilipendiaron debieron meterse el rabo entre las piernas e igualmente aceptar que todo fue el montaje de un padre y un menor interesados en sacar ganancia de una relación afectiva e incomprendida entre un menor y un adulto que presentó un grado de daño emocional tal, que nunca pasó a su madurez mental. Otra de esas contradicciones de la ciencia y los medios que no explican la relación entre víctima y victimario o entre sano y enfermo.
Aun cuando no se lo propuso, el vitíligo no es una enfermedad por la que se opte como infectarse con el virus del sida, su piel fue cambiando de color y su necesidad de presentarse con una estética agradable lo condujo a acelerar el proceso de despigmentación, llegando a ese blanco casi imposible que solo reconocemos y en grado menor, en aquellos que popularmente llamamos albinos porque manifiestan ausencia congénita de pigmentación, por lo que su piel, pelo, iris, plumas, flores, etc., son más o menos blancos. Contradicción en la que el debate sobre el color y el racismo entre la comunidad negra -que lo ve como un icono que renuncia a su color- y la comunidad blanca -que no lo acepta como uno de los suyos-, nunca se decide por lo que tampoco logran ubicarlo plenamente en ninguna de esas comunidades.
Su cuerpo delgado, poco musculado, su vestuario, sus accesorios, su maquillaje tampoco contribuyeron a ubicarlo como un representante de la masculinidad, como tampoco de la feminidad. Andrógino como el ángel de la ilustración de San Sebastián del siglo XXI la fotografía acentúa con las pequeñas alas, la mirada que no se dirige a ninguna parte, un torso casi infantil y un pareo que no es tal, la idea de ese ser que igualmente es víctima y héroe, b bueno y malo, blanco y negro, como si el mundo fuera de opuestos. Como si él, al igual que todos los mortales, no hubiera tenido el derecho a ser único e irrepetible.
Tan único e irrepetible como sus videos, que lograron imponer un concepto visual, un norte para todos/as aquellos/as que después de él porque nadie podrá jamás olvidar a Thriller (más de 40 millones de copias vendidas legalmente), como tampoco a Bad (1987, dirigido por Martin Scorsese).
A casi un mes de su muerte (25 de junio de 2009) esta sigue siendo un misterio, pero aun después de muerto Michael Jackson sigue siendo un gran negocio: la retrasmisión mundial de su acto fúnebre debió producir enormes ganancias, y las imágenes de sus ensayos, previas a lo que serian sus conciertos en Londres, ya se cotizan en 50 millones de dólares, que es lo que Sony ha ofrecido a los productores por dichos originales.
fuente: hombre gay